PROYECTO 82
Por tercer año consecutivo, Derivados Vínicos S.A. (Dervinsa), la destilería de alcohol vínico más grande de América, presentó un proyecto artístico que involucró a todos los trabajadores de esa planta ubicada en Palmira.
Bajo la dirección de los artistas Eduardo Basualdo y Tomás Maglione, los 160 colaboradores (trabajadores) de la empresa realizaron cada uno su propia obra en metal, que el viernes 13 de septiembre de 2019, fue emplazada con una puesta artística dirigida por Florencia Rodríguez Giles.
“El arte es un facilitador, una palanca, una herramienta y un vector de transformación que todas las empresas deberían incluir en sus programas de recursos humanos (o mejor dicho Gestión del Talento y Aprendizaje como se llama en Dervinsa), considerando que nuestra gente es más que recursos... El arte bien integrado no tiene límite”, aseguró el gerente general, Stéphane Mitrani.
Esta planta, que procesa los residuos vínicos de 650 bodegas de todo el país, para una mejor integración entre sus trabajadores avanza desde 2017 con un plan que tiene el arte y las actividades lúdicas como herramientas principales.
Así, hace dos años los trabajadores fueron los protagonistas de una muestra fotográfica titulada “¿Quién es quién?” y que estuvo a cargo de David Medina Kaiser. Además, los operarios realizaron una escultura de cuatro toneladas reciclando chatarras. Ese proyecto fue dirigido por el reconocido artista Eduardo Basualdo, quien desde entonces se enamoró de la empresa y de su gente. Así, en 2018, realizó una escultura en cerámica con la intervención de todo el personal de Dervinsa: cada empleado tuvo un minuto para dejar su marca en un gran bloque de arcilla.
Este año el proyecto fue más ambicioso y cada trabajador realizó su propia máscara en metal. En agosto, los empleados de la destilería fueron convocados para crear su pieza en uno de los depósitos de la empresa que se transformó en un taller de arte.
“El nuevo proyecto artístico consistió en un juego que tuvo a la máscara en el centro de la escena. En principio convocamos por medio de una invitación en papel a todos los empleados a pensar en esta herramienta y preguntarse por su función. Y finalmente les propusimos la creación de máscaras individuales en hierro a partir de la combinación de 18 piezas geométricas confeccionadas previamente por nosotros”, detalló Basualdo.
El viernes 13, las obras fueron emplazadas en uno de los jardines de la empresa formando una gran instalación.
“El alcance que tienen estas actividades en la planta son increíbles. Son espacios que permiten el contacto humano por fuera de las necesidades mecánicas del trabajo y la economía. Los distintos proyectos generan un tiempo especial dentro del tiempo de trabajo que permite que las mismas piezas que se articulan para producir todos los días se organicen de otra manera y nos sorprendan. Estas acciones dan la sensación de que cuando estamos sumergidos en ellas nadie desea estar en otro lugar”, finalizó Basualdo.